Nada mejor para fomentar el nuevo nacionalismo, que unas deliciosas aventuras de Cornalo y Avaneja, los niños patriotas.


En pleno recreo, los chicos de los grados inferiores se tironean de los guardapolvos, se meten la traba y cantan canciones de Pappo. Cornalo y Avaneja se acercan a la maestra.
Cornalo: Señorita ¿por qué tenemos que usar escarapela con escudito?
Señorita Nilda: Miren, chicos, cuando sepan la historia de nuestro país, lo van a entender. Escuchen: en la era primigenia, toda la tierra formaba un solo bloque continental llamado pangea, que estaba rodeado por las aguas. Pero nadie existía para conocer el mar, no había caballos ni nubes. Argentina estaba en el centro de la superficie de la pangea, en sus campos crecían árboles de leche que formaban pantanos blancos. Ahí se ahogaban lechones calvos y otros animales sin forma.
Durante mucho tiempo el mundo fue un desierto inhóspito, hasta que un volcán de carne entró en erupción y empezó disparar gente hacia todos los rincones del planeta. Más tarde, los argentinos descubrieron el fuego y no tardaron mucho en hacer unos magníficos asados y choripanes con los que dominaron el mundo antiguo. Cuando los dorios entraban en la era del hierro, los gauchos ya habían superado la del chimichurri.
Por eso usamos escarapela con escudito.
Cornalo: ¿Me puedo poner dos?
Avaneja: ¿No es de milico?
Señorita Nilda: Avaneja, traéme el cuaderno de comunicaciones...