No hay tu tía
En algún lado están los terrones de azúcar.
Clic de la felicidad
Happy Happy Joy Joy






martes, agosto 31, 2004
Todos tienen razón 
El buen sentido es la cosa mejor repartida del mundo, pues cada cual cree estar tan bien provisto de él, que incluso los más descontentadizos en cualquier otra cosa, no suelen apetecer más del que ya tienen.
René Descartes, Discurso del método, 1637.

                                                       posteado por Adrián a las 2:27 a. m.
Gimnastas 
Al ver tantos desgarbados especializados en las competiciones olímpicas, empecé a recordar algunos desgarbados que tenía allá atrás, lejanos, todavía vestidos de guardapolvos. El más notable era el flaco Swit, con quien solíamos caminar algunas cuadras hasta el colegio primario.
Swit ostentaba el tipo físico de un jugador de básquet polaco, con su desmesura torpe y andar lento, pero como no jugaba al básquet, sus características de altura y polaquez quedaban inconexas y desprovistas de toda justificación deportiva. Qué desgarbado era ese pibe. Pero eso no era todo.
Un día, tal vez por no haber comparecido en la clase de gimnasia, estábamos solos en el aula y empezamos a mirar un grupo de chicas de grado superior que recién habían llegado al patio y practicaban una coreografía. Muy pronto, en respuesta al maravillado reclamo de nuestros ojos, nos quedamos callados. En ese momento sólo existía la música de esos cuerpos que bailaban, que estrenaban formas de mujer, que se enlazaban con gracia y que resonaban en nosotros notas inauditas. El hechizo parecía infinito.
Entonces, tal como se presencia la aparición de una bestia inesperada, lo vi: con ojos luminosos y sonrisa entreabierta, Swit se estaba babeando. Salivaba como un perro, literalmente. La viscosidad le llegaba al mentón y, cuando le llamé la atención, me balbuceó algo que no entendí, pero que propició la salida de un mayor raudal de baba.

Será por eso que para mí la palabra baboso tiene un significado especial, así como también lo tienen las bellas y garbosas gimnastas polacas, que no juegan al básquet, ni les hace falta para irradiar su inexplicable poder. Amén.

                                                       posteado por Adrián a las 2:19 a. m.



viernes, agosto 27, 2004
A los ojos 
I
Te miré a los ojos
y supe que algo de tus alrededores
me atravesaba todas las pieles
del cuerpo y otras
como la soledad o la palabra
hasta mezclarse ser en mí
vientos atormentados dulces

II
Miro reflejos en los ojos de mi gato
mientras conversamos lento
sobre la deshumanización general
de nuestros días:
él sabe que me puede habitar
y en sus juegos descubro mi vacío
de paredes arañadas

                                                       posteado por Adrián a las 4:00 p. m.



martes, agosto 24, 2004
Oh 
Hay hechos tan anodinos que no deberían ocurrir nunca. Y uno piensa que, debido al decoro de nuestros antepasados, nunca ocurrieron. Sin embargo, la baldosa floja, la estupidez alucinatoria, lo atroz, nos espera a la vuelta de la esquina.
No exagero: esta mañana fui al kiosco, pedí unas Sonrisas –galletitas que constituyen una parte primaria de mi alimentación– y, en una actitud saboteadora de la realidad, el kiosquero se plantó y empezó a “hacer sonrisas”. Con la boca y los dientes. Sí.
Estoy casi seguro de que el estatuto de los kioscos prohíbe este tipo de atropello hacia los compradores. Lo denuncio con indignación y espero que Kirchner y Terrabusi tomen cartas en el asunto.

                                                       posteado por Adrián a las 10:41 a. m.



miércoles, agosto 18, 2004
El ratón Don Joselito 
Me fumo un canuto de perejil ¿Cuál es?

Soy vuestro animal: me amáis y os amo; me devoráis y yo os vomito. Ya sabéis qué desprecio os profeso desde que nacisteis, desde que me inventasteis un nombre ínfimo.
Miradme a los ojos y no temáis. Soy terrible y sufriréis lo que es debido, mas podréis confiar en que soy inevitable. De nada serviría la angustia y la crispación del cuerpo de una gacela espantada. No os caguéis. ¿Hacia dónde iríais? La médula indómita de vuestros deseos es mi voz. No hay otra cosa.
Oíd: mordisqueo el granito de las almenas indecibles del alma. Esos refugios construyo y deshago en majestuosos caprichos. Además, me ocupo de los hombres pequeños y sus pequeñeces. En las orejas, les susurro: es mía la sangre del toro en tus venas nocturnas. Ellos, como vosotros, piden más explicaciones aunque entiendan todo. Siempre.
Pronto vendré a veros otra vez y sabréis dedicarme lágrimas, cornisas, cantos, gemidos y, lo más divertido para mí, estaréis muy seguros de haber inventado vuestro propio corazón.

1) Las figus de Don Joselito ya están en todos los kioscos. ¡A llenar el álbum!
2) Superproducción: animal mágico + foto.
3) El ratón Don Joselito se la com...pero cuando se asoma...

                                                       posteado por Adrián a las 11:52 p. m.



jueves, agosto 12, 2004
Supernumerarios 
Historias que están de más.

- Tu amiga te invita a la casa. Cuando vas, está el novio del que se había separado la semana pasada, revolviendo la cocina. Ella, de un lado para el otro, casi sin mirarte. ¿Hay un supernumerario? Vos. Vos y esas gotas excesivas de Jazz. Hay más: los forros pertrechados en tu bolsillo se desenvuelven y comienzan a inflarse solos.

- Somos seis y el auto es Fiat: ¡hay supernumerarios!

- El ascensor se había trabado entre el octavo y el noveno piso. ¿Cómo pudo pasar? Trepamos para salir, porque no quedaba otra. Unos minutos después, una chica llora nerviosa y aliviada, mientras Candela me pregunta si se le vio la bombacha. ¿Cómo pudo pasar?

- Papaste moscas en la Juan B. Justo y, de pronto, ves el culo de un Escort que crece vertiginosamente en tu parabrisas. Para evitarlo, tu auto inventa un carril intermedio, supernumerario e incómodo, donde alcanza a frenar. El semáforo pasa a verde antes de las puteadas.

- Esta semana el teléfono no funciona. Ella nunca está. Cuando, por fin, está, no tiene tiempo y mejor lo hablamos después. La verdad es que no hay nada que hablar. Yo sé lo que hay.

- La chica opinó que su amiga era supernumeraria en todo sentido, lo que tuvo consecuencias favorables esa tarde, aunque bien podría haber dicho que su amiga era complementaria en todo sentido.

- Alfredo era un niño salvaje, con una madre anciana a mitad de cuadra. Él también parecía un poco viejo; siempre andaba en cuero y para hacerse amigo te afanaba las bolitas y te cagaba a trompadas. En uno de los pies, Alfredo tenía seis dedos.

                                                       posteado por Adrián a las 11:06 a. m.



lunes, agosto 09, 2004
Todo es historia 
Discurso del Prof. José Edep ante el Senado de la Nación, diciembre de 1945:

Hoy nos toca departir acerca de una especie que, si bien está en franca extinción, no es por eso menos execrable: el hombre bonachón. Dicho bípedo, manso de carácter e inteligencia, esconde algo preocupante, que no tardaremos en descubrir.
Los rasgos superficiales de este ser irritante son su sonrisa siempre dispuesta, su notable prolijidad de aspecto y sus salutaciones exageradas hasta provocar incomodidad (o la suposición de gaydad). Aun en las situaciones más esforzadas e inconvenientes, esas que merecen una hijaderemil puteada, el bonachón mostrará su falta de humanidad y reaccionará con un chiste pelotudo. Su farsa consiste en simular que es tan bueno que ni siquiera entiende la maldad de ciertos acontecimientos. Para él, que la máquina de café le dé café con leche sin leche o ser colisionado y arrastrado 200 metros por una locomotora del Belgrano Sur, son cosas que merecen una sonrisa y un saludo afable a los que pasan por allí.
A pesar de que en cualquier oficina nadie discute que al bonachón de turno le cabe el título de insoportable, este mantiene algún prestigio debido a lo que supuestamente conforma su esencia; esto es, “la bondad”. Lo cierto es que la negligencia general otorga a nuestro personaje la reputación de bueno, cuando en realidad no es más que un magnificador de cortesías matutinas, empeñado, por otra parte, en una pasividad nefasta. ¿Está en la Cruz Roja? No. ¿Ayuda a los niños? No. ¿Convida caramelos? No. Pero es bueno...
La verdad sea dicha, señores, ¡la verdad es que tenemos ante nosotros una nueva forma de ser hijo de puta!
En ese momento, la alocución de Edep fue interrumpida por una suelta masiva de monos titises, que había sido secretamente planeada por el bloque conservador y el garca de Spruille Braden.

                                                       posteado por Adrián a las 11:43 p. m.



jueves, agosto 05, 2004
La suerte echada 
Una vez en mi vida entré a una agencia de lotería y, como no sabía a qué apostar, me acerqué a la ruleta vertical que sirve para que los indecisos, o los que juegan por jugar, encuentren su número. Le di con tanta fuerza que no paró nunca; todavía está girando. O eso creo.

                                                       posteado por Adrián a las 1:56 p. m.
(flashback) 
Tras probar diferentes bancos barcos
me senté bajo el enorme árbol de la mentira
cerca de un linyera, frente a una mujer sola
y quise dormir mientras las sirenas de alarma
espabilaban nieblas mías
plomos de una tarde que costaba

Recordé o viví:

Compartimos cigarrillos
susurramos con megáfonos
sobre todo, nos apoderamos del mundo
decidimos darnos vidas futuras
todo era fácil y ligero
como celebrar la caída de una hoja

Ciertamente
quise dormir bajo ese árbol
y soñar mentirnos todo otra vez

                                                       posteado por Adrián a las 11:23 a. m.



martes, agosto 03, 2004
Habla el azúcar 
Mis amigos Marcelo y Rubén son hombres sensibles que me comentan su pasión por la filosofía inscripta en los sobrecitos de azúcar. Todas las mañanas, le abren el pecho y la mente a frases magníficas, que los entretienen mientras simulan que trabajan, cuando no los hacen vibrar íntimamente como a colegialas de bachillerato.
Más allá de las coincidencias -importantes, por cierto-, la influencia de los sobrecitos de azúcar en la vida de nuestros dos jóvenes es bien distinta. Por un lado, Marcelo gusta de invitar a pésimas señoritas a los cafés para, en falsos raptos de inspiración, recitarles el aforismo impreso en el sobrecito que le toque en azar. Va de café en café, porque los mozos se dan cuenta de su éxito y pronto empiezan los intentos de chantaje. Ustedes saben cómo son los mozos.
En cuanto a Rubén, él colecciona los sobres, les dibuja ojos y les pone nombre. El teatro de títeres de azúcar de Rubén es la sensación del under. Créanme.

La verdad es que yo también prefiero que los sobrecitos de azúcar traigan alguna leyenda. Más que nada, porque amo la curiosa obstinación de los sobrecitos, que nacen y desaparecen con el mismo mensaje. Además, cada sobrecito tiene algo diferente que decir y eso que dice le da un gusto particular. Como sucede con las personas.
Ya lo habrán adivinado: a diferencia del café hegemónico, los scones de utilería y el jugo de naranja (es un decir) que nunca pedí ni entendí, el azúcar me habla. Y yo le creo. Mientras desgarro un extremo del sobre, lo miro fijamente y le contesto: "cuánta razón tenés, pibe".

                                                       posteado por Adrián a las 10:52 p. m.