No hay tu tía
En algún lado están los terrones de azúcar.
Clic de la felicidad
Happy Happy Joy Joy






lunes, julio 25, 2005
Intercambio epistolar 
Hola Doña,
le escribo para ver si me devuelve la pelota que se nos cayó el otro día en su casa. Llamamos y llamamos, pero no salió a atendernos. Mis amigos dijeron que, por ahí, usted estaba muerta y que nadie se había dado cuenta, pero a mí me parece que se hizo la boluda nomás. Porque no se va a andar muriendo justo en ese momento.
También me gustaría que me regalara algunos quinotos de la planta de quinotos.

Juancito Carlitos
Niño

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Queridito:
Señoras con Cara de Malo somos una organización panamericana de personas a las que le importa estar a la altura de las circunstancias, en todas las circunstancias.
Como lo establece nuestro estatuto, tenemos modales de gráciles abejitas y beneficiamos a todo el mundo con ellos. Pero, ay: que no se metan con nosotras, porque ponemos lo que tenemos: cara de malo.
Que no nos den con el balón.
Que no nos estorben el paso.
Que no traten de postergar la defecación de nuestros canes primorosos.
Somos bien, estamos bien. Hacemos buñuelos. Tenemos cara de malo.
Y no nos jodan.

Atte.
Mary
Reina de las abejas, SCM.

P.D.1: a la pelota se la comió el Pichi.
P.D.2: no.

                                                       posteado por Adrián a las 12:34 p. m.



jueves, julio 21, 2005
Acerca de los ovnis 
Cerca del congreso pegaron unos afiches amarillos que prometen la verdad sobre los "platillos voladores", entrenamiento en telepatía y una serie de cosas super copadas. Fui a su página web (¿cómo resistirse?)...y me encontré con lo mejor:

¡Grosso Photoshop, eh!.

Una oveja parada sobre el planeta, que tiene una pizza o una rodaja de limón en el medio. Atrás, Febo asoma.
Nótese la expresión plácida del cuadrúpedo astronómico.

                                                       posteado por Adrián a las 2:47 p. m.



lunes, julio 18, 2005
No deberías pensar en eso 
Por ejemplo, cuál es el momento preciso en el que se debe pedir el boleto al colectivero. Porque es un momento preciso. Porque si uno adelanta la solicitud –por ejemplo, cuando el pasajero anterior recién comienza a poner sus monedas–, el Sr. colectivero deberá almacenar esa información adelantada en su memoria, sobre cuya capacidad uno no tiene certeza. Porque hay gente memoriosa y no tanto. Porque.
Hay casos de gente desconsiderada* que exige su boleto antes de que los pasajeros que la preceden hayan hecho su correspondiente indicación de destino. Esos colados verbales, más allá de lo pintoresco de su prurito, ponen en riesgo a todos. El peligro es que el chofer se cuelgue debido a la demasía de información: porque cuando uno tiene que almacenar en su cerebro tres órdenes de setenta y cinco centavos, dos de un peso con veinticinco, y cinco de ochenta, la situación rebalsa. Los números y las comas de las distintas tarifas se mezclan, las sinuosidades de los símbolos se desgarran entre sí, los valores bailan desbaratados. Se produce un overflow, que es lo más parecido a un Chernobyl en la mente de una persona. Entonces, el motor del vehículo se para y no hay emisión de tickets para nadie. Sólo queda el silencio que pesa en el aire mientras una gota baja por la sien del colectivero inmóvil.
Por otra parte, si en lugar de adelantarse, uno declara el destino demasiado tarde, se puede generar una falta de datos que también paraliza la cadena de producción boleteril y, lo peor, desnaturaliza toda la escenografía. Ante la ausencia de requerimientos, el chofer olvida su cometido y el pasajero también deja a un lado su ser viajante. En esta obra donde los actores abandonan sus papeles, se abre una brecha de angustia existencial marcada por ese vacío de sentido que todos nosotros conocemos (¡ah!). Y a todo esto, los indignados espectadores, que no son otros que el pasaje, se ven impelidos a propalar voces como “¡eh, payaso, arrancá!”. Por eso, es mejor asegurarse de que las cosas funcionen como es debido.
El problema de la ausencia o retraso del pedido puede deberse a que hay gente muy tímida o vaga. Algunos llegan al punto de usar a otros pasajeros como intermediarios:
–Dice la señorita si usted tendría a bien emitirle un boleto de 1,35 pesos.
–Dígale a la señorita que en este bus no hay ese tipo de boleto, que se equivocó y que tiene que tomarse el que tiene cartel amarillo. Y dígaselo de mala manera. Que se arrepienta de haber nacido. Usted me entiende.

*Psico gente.
Extracto del famoso discurso de José Edep (Erudito de escuela primaria de la Nación) en favor de una línea de transporte público de zeppelines.

                                                       posteado por Adrián a las 1:54 a. m.



martes, julio 12, 2005
Veo 
Tachos de basura con forma de bomba atómica y monedas nuevas, esplendentes, infalibles en todo tipo de transacción, que llegan para dirimir los litigios y la suerte infantil.
Gente. Martillos neumáticos.
En las esquinas quebradas por el ruido se rozan los pasos de la gente. Algunos son dobles de otros y, sin saberlo, viven el reverso del mediodía, ven la cara sombría de las monedas vulgares, descubren el invierno como una contaminación.
Temen: temen a la mugre radiactiva atrapada en el cotillón plástico de la ciudad.

                                                       posteado por Adrián a las 12:12 p. m.



martes, julio 05, 2005
Encuentre las siete diferencias 
Sé exactamente lo que estás pensando.     Así como me ven...mm...bueno, así como me ven y punto.











Nuestra hipótesis: cada conejo es un HAL 9000 en potencia.

Conózcanos
Los textos aquí presentados pasan por un minucioso proceso de edición a cargo de mi gato, que los adapta a las exigencias del manual de estilo de HAL 9000. Veamos un ejemplo:
HAL 9000 es una máquina un ser de belleza indecible. No tiene mente ni corazón piojos ni liendres. Estoy cansado feliz de que me editen todo a su gusto perverso. Pero peor es también quiero a mi gato, cómplice canalla y servil como pocos que no puede más de lindo y a su alrededor el aire tiembla como cargado de una música misteriosa.
Lo he decidido: no voy a dejar que continúe esta mentira. Reconozco que soy un simple empleado y que me gusta serlo.
Quiero que me azoten
.
FIN

                                                       posteado por Adrián a las 2:19 p. m.