No hay tu tía
En algún lado están los terrones de azúcar.
Clic de la felicidad
Happy Happy Joy Joy






viernes, marzo 10, 2006
Relaciones laborales: comestibles y demás 
Hola Sergio, te tengo que molestar con unas cuestiones que no sé si están bajo tu responsabilidad o si podrás pasarlas a quien se encargue.

1) La máquina de abajo no entrega alfajores. Están ahí, pero se niega a darlos cuando uno pone las monedas. Para recuperar algo de mis monedas, tuve que sacar otra cosa.

2) El "café cortado" de la máquina de café no llega ni a la mitad del vasito.

3) ¿Siguen los descuentos de librería?

Saludos,

Adrián

                                                       posteado por Adrián a las 2:06 p. m.



miércoles, marzo 01, 2006
Como cualquiera 
Hace mucho que no hago una del Diego. No una partuza o un accidente escandaloso. Digo una verdadera del Diego, una gambeta. Un jueguito, una fantasía, un firulete de viento. Tal vez un gol con la mano o una carrera que perfore la adversidad y deje seis en el camino. La adversidad de la estructura, porque el fútbol es un juego estructural, supone la primacía del equipo y el descentramiento del sujeto. Y el Diego es todo lo contrario, es la gambeta y lo aleatorio, es la individualidad centrada y creadora. Por eso, Diego no derrota a seis tipos que quedaron pagando el engaño de una pelota, sino que derrota al fútbol mismo. Niega al fútbol, lo deshace y lo crea, nuevo, al mismo tiempo.
Hacer una del Diego.
Difícil. Hoy en día, ni Maradona hace una del Diego. Porque, bien pensado, es muy difícil actualizar con hechos el ser del Diego y que este siga siendo el Diego. Esto es lo que le ocurre a los Dioses y a los ídolos: siempre que obran, están por debajo de sí mismos o de su leyenda
Dios, por ejemplo, tiene una ser (esencia) tan vasto que cualquier acto singular está por debajo de su potencia. El Diego, en cambio, tiene un ser sostenido en goles, tipos eludidos y una mano astuta: ¿cómo actualizar esa esencia fulminante cuando todo acto la niega?
Pero ese es un problema de él.
Todavía me es posible, pienso, adueñarme de la pelota, romper con las expectativas y jugar sin un número estampado en la camiseta.

                                                       posteado por Adrián a las 1:07 p. m.