Acabamos de conocer una gata. Una flaquita marmolada. Va de una mesa a otra frotándose contra las patas de las sillas, contra las paredes. Pide: algo de carne, el contacto satisfactorio de alguna mano.
No sabemos si trabaja en esta parrilla o vino, nada más, como nosotros, a comer. Hablando de comer: sorprende que lo único que hay en esta parrilla es, según nos comenta el mozo, "parrilla". Es decir, todo o nada. Que sea el todo, entonces.
Mientras la gata sigue paseando, el todo, el absolutismo de la palabra "parrilla", se convierte en un breve devenir de nimiedades cárnicas con las que uno no llega a establecer una relación de real conocimiento como pasa cuando se está frente a un verdadero asado.
Antes de irnos pienso que, cuando crezca, esta va a ser una gata muy cachafaz(a). Una belleza desordenada. Una pena que no podamos llevárnosla o conseguirle un mejor trabajo.
Ayer vi una oveja carneada. Son las cosas lindas del campo (?)
jueves, enero 04, 2007
No estornudo en ascensores; no soy de la naturaleza.
----------------------------
Esa diferencia que habemos en el entendimiento íntimo de los signos de interrogación y exclamación. Y luego esa diferencia insoluble entre la voz y el cuerpo que dicen (el decir) y la tontería de entonar la escritura con un puntos y palitos (a estacazos).
No digo la diferencia que de nuestro entendimiento íntimo sobre las palabras y las mesas (sillas), u otros signos. Importa sólo la entonación. Como yo apenas entiendo, vamos al ejemplo ==> Me interesa el muchacho del messenger que pone en funcionamiento los siglos de pulimento, mezcla y derrame del lenguaje en un "joyaaa!!!" aprobatorio. ¡Qué festejo!: ¿qué festeja? Yo me reservo los signos de admiración para el día que me gane el Loto, así que cuando chateo con él me pregunto si lo estoy molestando justo en el momento crucial en que su suerte lo hace millonario. Después, poco después, me lo encuentro en su física persona y trato de descubrir en él los puntos y los palitos de la exclamación eufórica. Lo examino, lo charlo, lo grabo en cinta, lo escucho con detenimiento. Las estacas no aparecen, no cortan la cinta. Sí un ritmo cansino en un campo sin árboles, una seriedad que evade la intensidad emocional. No hay rastros del dinero del Loto ni de las joyaaas.
Entonces: tenés razón, no vas a escribir como habás y viceversa. Pero, ¡pero!: no es lo mismo y me permito querer una mayor correspondencia entres las performances comparadas, al menos para entender lo que decís y si realmente te ganaste el premio mayor o estás así de alegre sólo de respirar.
Como te darás cuenta, yo no tengo buena onda.
--------------------
¡Feliz 2007!!